Al igual que nos ocurre a las personas, los perros también están expuestos a numerosas enfermedades como es el caso de la hepatitis canina. Una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado de los perros y que puede tener graves consecuencias para salud canina. El hígado es un órgano vital que cumple funciones esenciales como la producción de bilis, la síntesis de proteínas, la desintoxicación de sustancias tóxicas y el almacenamiento de glucógeno. Cuando el hígado se inflama, se altera su funcionamiento normal y se pueden producir daños irreversibles en el tejido hepático. Mencionar que la hepatitis canina solo afecta a los perros, y que no tiene ninguna relación la hepatitis humana. En este artículo, abordamos sus tipos, causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento. Gracias a las vacunas que existen hoy en día esta enfermedad cada vez es menos frecuente. La hepatitis es una enfermedad muy contagiosa y a veces, mortal especialmente en perros cachorros que no han sido vacunados. Esta enfermedad consiste en una inflamación del hígado y puede estar provocada por diversas causas.
¿Qué es la hepatitis canina?
La hepatitis canina es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado de los perros y que puede tener graves consecuencias para su salud. Existen múltiples causas que la producen y las vías de contagio son diferentes. Está provocada por un virus llamado adenovirus canino del tipo 1, y por lo general afecta a perros y zorros.
La hepatitis canina afecta en primera instancia al tejido linfático, pasando luego a otros órganos como el hígado, sus síntomas se presentan de acuerdo al nivel de gravedad de afectación. El hígado es el órgano que se encarga de eliminar adecuadamente los elementos tóxicos del cuerpo, de sintetizar las proteínas, de producir la bilis y de asimilar los nutrientes. Por tanto, un fallo en este órgano es extremadamente importante, ya que las tareas que realiza son esenciales para la vida. Es, por tanto, una pieza clave en el correcto funcionamiento del metabolismo del perro. Si el hígado falla, todo el organismo del animal se verá gravemente afectado.
Su forma de contagio es muy parecida a la rabia, la fuente de infección suele ser la ingestión de heces, orina o saliva de perros que tengan la enfermedad; por lo que puede durar en el entorno durante semanas, incluso meses, es por ello que se debe ser precavido con este tipo de infección. En ocasiones puede llegar a tener un alto nivel de gravedad, debido a su rápido desarrollo. A día de hoy es una enfermedad poco frecuente y controlada gracias a la eficacia de las vacunas, siendo los cachorros los más vulnerables, regularmente por la falta de vacunas. Es por este mismo motivo por el cual desde este blog recalcamos la importancia del calendario de vacunas de los perros.
¿Qué animales padecen la hepatitis canina?
La hepatitis canina es una enfermedad que afecta a los cánidos y osos, sobretodo en animales menores de un año. La alta presencia de anticuerpos en perros salvajes y cánidos silvestres no vacunados sugiere que hay una infección subclínica muy difundida.
Tipos de hepatitis canina
Existen diferentes tipos de hepatitis canina, en función del origen de su contagio:
- Hepatitis común: causada por la ingestión de sustancias tóxicas o también a través de medicamentos que pueden producir daños en el hígado. Al no poder digerir estas sustancias, el hígado se lesiona y se inflama.
- Hepatitis autoinmune: se produce cuando el propio sistema inmune del perro del animal «ataca» a los hepatocitos, que son las células del hígado, ya que los confunde con agentes patógenos, es decir «enemigos» de su organismo. Se trata de una reacción del propio sistema inmunológico del perro, de manera que resultan afectadas las células del hígado.
- Hepatitis vírica infecciosa: está causada por el adenovirus canino CAV-1. Siendo una enfermedad vírica muy contagiosa que se transmite a través de la orina y objetos contaminados. Es un virus capaz de sobrevivir largo tiempo en el agua y en los objetos y superficies infectados, mostrándose resistente a los desinfectantes. Es más común en cachorros.
Además, se puede dar en diversos niveles:
- Preaguda. Su prevalencia es escasa, ya que con vacunación es posible prevenirla. Afecta a cachorros en edades tempranas, aproximadamente, hasta las tres semanas. La vía de contagio suele ser materna. En el caso de que se produzca, muchas veces ocasiona la muerte rápida.
- Aguda. Es la más habitual y sus síntomas no se notan hasta que está muy avanzada. Aunque se puede complicar, en un 80 % de los casos el animal acaba superándola.
- Leve. Se manifiesta con procesos febriles leves, diarrea o inflamación de ganglios, aunque su pronóstico es favorable con un tratamiento sencillo.
¿Qué causa la hepatitis canina?
Existen múltiples causas de hepatitis canina:
- Hepatopatías inflamatorias caninas causadas por hepatitis crónicas, fibrosis y cirrosis, hepatitis crónica asociada a la acumulación de cobre, colangiohepatitis y hepatitis asociadas a fármacos.
- Hepatopatías vasculares como las derivaciones portosistémicas.
- Hepatopatías por acumulación de metales pesados como cobre y hierro.
Síntomas de la hepatitis canina
A veces, resulta complicado reconocer los síntomas de ciertas enfermedades que afectan a un perro. Esto se debe, principalmente, a que no se manifiestan con síntomas claros. Las señales son inespecíficas y leves hasta que el proceso está ya muy desarrollado. Los síntomas de la hepatitis canina pueden variar según la gravedad y la evolución de la enfermedad. Algunos de los signos clínicos más habituales son:
- Poliuria y polidipsia en perros (PU/PD, beber y orinar más cantidad de agua de lo normal).
- Dolor abdominal.
- Fiebre.
- Vientre inflamado.
- Vómitos.
- Ictericia en perros (coloración amarillenta de las mucosas).
- Sangre en las mucosas.
- Edema subcutáneo.
- Aumento de la secreción nasal y ocular.
- Letargo y debilidad generalizada.
- Pérdida de apetito y peso.
- Alteraciones neurológicas (convulsiones, ataxia, depresión).
- Ascitis (acumulación de líquido en el abdomen).
- Aumento del tamaño del hígado (hepatomegalia).
- Encefalopatía hepática. Es una consecuencia neurológica, que implica el mal funcionamiento del cerebro debido al fallo hepático.
Si tu perro presenta alguno de estos síntomas, es importante que acudas a un veterinario de forma inmediata.
¿Cómo se contagian los perros de la hepatitis canina?
El contagio se produce por contacto directo con animales enfermos que eliminan el virus por todas las excreciones y secreciones corporales. También se pueden contagiar los animales por contacto indirecto con fómites contaminados, incluyendo utensilios para la alimentación y las manos.
Diagnóstico de la hepatitis canina
Lo primero que tienes que hacer ante la sospecha es acudir al veterinario para obtener un diagnóstico. De esta manera, se puede abordar un tratamiento más efectivo que mejore la esperanza y la calidad de vida. El veterinario suele diagnosticar este proceso tras una exploración clínica exhaustiva del animal junto con los resultados de los análisis de sangre y orina.
- Evaluación clínica por parte de un veterinario. El enfoque diagnóstico se basará en la descripción del dueño, la observación ocular y una evaluación clínica que tenga en cuenta el historial. Si se considera la existencia de una probabilidad alta de sufrir esta enfermedad, se pasará a la realización de analíticas para salir de dudas.
- Análisis de sangre y muestras de orina para detectar la presencia de virus o inflamación hepática.
- Pruebas complementarias entre las que se encuentran: ecografía abdominal, biopsia hepática…
Tratamiento de la hepatitis canina
A partir del diagnóstico emitido, el veterinario establecerá un tratamiento adaptado a las circunstancias particulares de cada caso. Este tratamiento puede consistir en lo siguiente:
- Tratamiento sintomático: se administra fluidoterapia, antieméticos, protectores gástricos, analgésicos y transfusiones sanguíneas según las necesidades de cada caso.
- Tratamiento etiológico: se administra antibióticos, antivirales, antifúngicos o inmunosupresores según el agente causal de la hepatitis canina.
- Tratamiento hepatoprotector: se administra suplementos nutricionales, vitaminas, antioxidantes o ácidos grasos esenciales para favorecer la regeneración y el funcionamiento del hígado.
- Dieta hepática: también es probable que tu veterinario te recomiende una dieta específica para la insuficiencia hepática. Estas dietas son bajas en proteínas para evitar sobrecargar el hígado.
Prevención de la hepatitis canina
Gracias a los protocolos de vacunación cada vez más extendidos (y obligatorios en muchos países), puedes proteger a tu perro desde cachorro, ya que la vacuna contra esta enfermedad forma parte de la primera vacunación que recibirá tu perro. En la actualidad, está contemplada en la tetravalente DHPP, que se pone entre las 8 y 12 semanas (a las 16 semanas se repite la dosis). Protege contra: moquillo, hepatitis, parvovirus canino y parainfluenza. Igualmente, será necesario un control de la dieta y evitar alimentos tóxicos, mantener el bienestar emocional y psicológico del animal y asegurarnos de que el perro realiza el suficiente ejercicio físico.
Preguntas frecuentes sobre la hepatitis canina
¿Qué diferencia hay entre hepatitis crónica y agua en perros?
La crónica implica insuficiencia hepática en perros durante toda la vida. Por el contrario, la aguda es un episodio intenso y aislado. Dura unos días, normalmente, aunque puede tener consecuencias graves. Cuando nos referimos a la crónica, implica que acarrea otras afecciones graves como encefalopatía hepática en perros. No obstante, un tratamiento adecuado tiende a mitigar los síntomas y optimizar la calidad de vida.
¿Qué consecuencias podría tener que no actuásemos con rapidez?
La ausencia de un diagnóstico precoz se suele asociar con un mal pronóstico. Los signos clínicos pueden evolucionar en una cirrosis hepática y aumento de bilirrubina total sérica.
¿Hay razas predispuestas a la hepatitis canina?
Al igual que ocurre con otras afecciones, hay razas predispuestas a esta. Algunas de ellas son:
- Cocker spaniel americano.
- Cocker Spaniel inglés.
- Skye terrier.
- West highland white terrier.
- Dálmata.
- Labrador.
- Dóberman.
- Golden Retriever.
- Bedlington terrier. Esta es la única en la que se ha probado la existencia de una herencia genética que le predispone.
Este artículo es informativo, solo los profesionales veterinarios tienen la facultad de establecer diagnósticos y prescribir tratamientos. Te recomendamos que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier síntoma.