SIBO en perros

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Cuando las bacterias invaden el intestino delgado.
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El SIBO, o también conocido como «sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado», es una enfermedad gastrointestinal muy común en perros y gatos. Este síndrome se produce por la anómala y excesiva presencia de bacterias en el intestino delgado, cuando normalmente se deberían encontrar en el intestino grueso. Esta enfermedad produce diarreas crónicas e intermitentes, vómitos, pérdida de peso, dolor abdominal, reflujo e intolerancias alimentarias. En este artículo, exploraremos en detalle los efectos más frecuentes del SIBO en los perros y te daremos algunas pautas útiles para detectar los síntomas de la enfermedad y prevenirlos. 

¿Qué es el SIBO en perros?

Este síndrome se describe por la anómala y excesiva presencia de bacterias en el intestino delgado que normalmente se encuentran en el intestino grueso. Este desequilibrio puede dar lugar a una variedad de síntomas como dispepsia, flatulencia, náuseas, hinchazón y dolor abdominal, fatiga, diarrea y estreñimiento; y afectar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. 

La función de la parte superior del intestino delgado es continuar la digestión de los alimentos a medida que salen del estómago y absorber los nutrientes en el torrente sanguíneo. El intestino depende de nervios, músculos, enzimas y neurotransmisores para digerir adecuadamente los alimentos. Mientras que las enzimas principalmente descomponen los alimentos, los nervios, músculos y neurotransmisores mueven físicamente los alimentos a través del tracto digestivo desde el estómago hasta el intestino delgado y luego al colon. Cuando esto ocurre en un intestino sano, las bacterias pasan a través del tracto digestivo junto con los alimentos hasta su destino final en el colon. Sin embargo, surgen problemas cuando algo interfiere con este proceso. En otras palabras, en pacientes sanos, el intestino delgado proximal contiene cantidades relativamente pequeñas de bacterias debido a la acción del ácido gástrico, la válvula ileocecal, la acción de las enzimas pancreáticas y la motilidad del intestino delgado. Cuando la digestión se ve afectada por cualquier motivo (muchos de estos los abordaremos a continuación), la comida que debería haber sido absorbida permanece en el intestino delgado y luego es consumida por las bacterias.

El SIBO en perros y gatos no es causado por un solo tipo de bacteria, sino por un sobrecrecimiento de varios tipos. Pero, ¿cómo se hereda el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) y qué lo causa?

¿Qué causa este sobrecrecimiento bacteriano?

Empezaremos abordando por qué ocurre el SIBO, que puede desarrollarse por una variedad de razones. Algunas relacionadas con otros problemas intestinales o alteraciones estomacales provocadas por la propia dieta del animal o diferentes alteraciones del sistema digestivo. Algunos factores desencadenantes más comunes incluyen: 

  • Alteraciones en la motilidad intestinal. Cuando el movimiento normal del intestino se ralentiza, las bacterias pueden proliferar en el intestino delgado. 
  • Desequilibrios en la flora intestinal. Cambios en la composición de la microbiota intestinal pueden crear un entorno propicio para el SIBO.
  • Disfunción del sistema inmunológico. Un sistema inmunitario debilitado puede permitir que las bacterias proliferen en el intestino delgado. 
  • Alteraciones anatómicas en el tracto gastrointestinal. Anomalías como obstrucciones, estenosis o fístulas pueden predisponer a los animales al SIBO. 
  • Cirugía abdominal. Las cirugías previas en el abdomen pueden alterar la anatomía y el flujo normal de los alimentos y los jugos digestivos. 
  • Condiciones de salud subyacentes. El SIBO puede estar relacionado con otras afecciones médicas, como la enfermedad de Crohn o la diabetes. Trastornos pancreáticos. La insuficiencia pancreática exocrina puede afectar la digestión y promover el crecimiento bacteriano excesivo. 
  • Enfermedades inflamatorias intestinales. Condiciones como la enfermedad inflamatoria intestinal pueden alterar el equilibrio bacteriano en el intestino delgado. 
  • Uso prolongado de antibióticos. El uso excesivo o prolongado de antibióticos puede eliminar las bacterias beneficiosas en el intestino, permitiendo que las bacterias patógenas se multipliquen. 
  • Alimentación inadecuada. Una dieta rica en carbohidratos o fibra puede proporcionar un sustrato para el crecimiento bacteriano excesivo. 

Síntomas del SIBO en perros 

Los síntomas del SIBO pueden variar dependiendo de la gravedad del sobrecrecimiento bacteriano y la respuesta individual de cada animal. Algunos de los síntomas a los que debes prestar atención son:

  • Diarrea crónica. Las heces de tu peludo pueden ser blandas, acuosas o contener moco.
  • Vómitos recurrentes. Tu mascota puede vomitar con frecuencia, especialmente justo después de comer.
  • Pérdida de peso. Debido a la mala absorción de nutrientes, tanto perros como gatos pueden perder peso gradualmente.
  • Distensión abdominal. El abdomen del animal puede parecer hinchado o distendido debido a la acumulación de gas.
  • Flatulencia excesiva. El exceso de bacterias en el intestino puede provocar una mayor producción de gas.
  • Malestar general. La mascota puede parecer deprimida, letárgica o simplemente no estar interesada en comer o jugar.
  • Hambre excesiva, e incluso puede llegar a desarrollar coprogafia canina. 
  • EPI (insuficiencia pancreática exocrina) no regulada, cuando la diarrea persiste, pero se alivia con antibióticos. 
  • Reflujo después de las comidas. 
  • Enfermedades de la piel en perros. 
  • Síntomas respiratorios como el asma. 
  • Dolor en las articulaciones. 
  • Cambios de humor. 
  • Ganancia o pérdida de peso.
  • Malabsorción y desnutrición. 

  ¿Cómo se diagnostica el sobrecimiento bacterinario del intestino delgado (SIBO)? 

No existe prueba sencilla para diagnosticar la SIBO. Es una afección puede desarrollarse como una complicación de muchas enfermedades intestinales, es importante buscar cualquier posible causa subyacente. Así el veterinario hará pruebas para detectar parásitos, infecciones bacterianas, obstrucción parcial y otras causas de diarrea como la insuficiencia pancreática exocrina. Además de estos análisis básicos de sangre y heces, hay otras pruebas que pueden realizarse para apoyar el diagnóstico de SIBO. 

  • Pruebas de aliento. Se pueden realizar pruebas de aliento para detectar la presencia de gases producidos por las bacterias en el intestino delgado.
  • Endoscopia y biopsia. En algunos casos, puede ser necesario realizar una endoscopia para obtener muestras de tejido intestinal para su análisis

Tratamiento del SIBO en perros 

El tratamiento de SIBO en perros se centra en conseguir la remisión, mantener dicha remisión y tratar la causa subyacente del sobrecremiento bacteriano y restaurar el equilibrio normal de bacterias en el intestino delgado. Esto puede incluir:

  • Tratamiento antibiótico. Los antibióticos son una herramienta principal en el tratamiento del SIBO. Se utilizan para reducir la población bacteriana en el intestino delgado.
  • Cambios en la dieta. Algunas personas pueden encontrar alivio a través de modificaciones dietéticas. Limitar el consumo de carbohidratos fermentables, conocidos como FODMAPs, a menudo se recomienda.
  • Suplementos nutricionales. Dado que el SIBO puede afectar la absorción de nutrientes, se pueden recetar suplementos vitamínicos y minerales para abordar las deficiencias.
  • Probióticos para perros. Aunque su uso es controvertido, algunos pacientes pueden beneficiarse de ciertos probióticos para restablecer el equilibrio bacteriano en el intestino.
  • Seguimiento veterinario. El SIBO a menudo es una afección crónica, por lo que el seguimiento veterinario regular es esencial para monitorear y ajustar el tratamiento según sea necesario.

Prevención del SIBO

Lo principal a la hora de prevenir trastornos gastrointestinales en perros es ofrecer siempre una alimentación de calidad y adaptada a las necesidades de cada perro. Si bien no siempre es posible prevenir el SIBO en perros y gatos, hay algunas medidas que los propietarios pueden tomar para reducir el riesgo de que sus mascotas desarrollen esta condición. Estas incluyen: 

  • Dieta equilibrada.
  • Evitar el uso innecesario de antibióticos.
  • Controlar y tratar trastornos gastrointestinales. Si su perrete muestra signos de enfermedades como pancreatitis canina o enfermedad inflamatoria intestinal, consulta a tu veterinario de inmediato. 
  • Visitas regulares al veterinario.  Realizar chequeos periódicos para detectar y tratar cualquier problema de salud de manera temprana. 
  • Promover un estilo de vida saludable.
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